Suelo huir de los foros en los que se habla de Inteligencia Emocional desde la lógica y no desde la emoción. Se dice que la persona emocionalmente inteligente es aquella que conoce y gestiona (en la medida de lo posible) sus estados emocionales y además aprovecha este conocimiento y autogestión para mejorar sus relaciones con los demás. La Inteligencia Emocional está de moda, pero creo que hay mucha Inteligencia y poco de Emocional.
Digo “gestionar emociones en la medida de lo posible” porque muchas personas caen en el error de querer controlar, suprimir y dominar sus estados emocionales (por no decir cuándo tratan de hacerlo con los de los demás). No creo que las emociones se deban de controlar (Ya que nos dejamos por el camino una parte de nosotros y luego vienen las neurosis, etc…).
Aceptamos “gestionar” (aceptamos pulpo), como la capacidad de dar una respuesta a lo que nos ocurre, de hacer incluso algo al respecto… pero no vayamos tan deprisa. De la gestión al control hay una delgada línea, que se lo digan a muchos líderes. Hay cosas que no podemos comprender y muchos menos suprimir o gestionar, sin pagar precio demasiado alto por ello.
Con este tema de gestionar, creo que muchas personas confunden el verdadero significado de la Inteligencia Emocional. La inteligencia emocional definida por Goleman y sus predecesores Salovey & Mayer, nos habla de dos factores Conocer y Gestionar. Y después nos hablan de Inteligencia Emocional intrapersonal (contigo mismo/a) e Inteligencia Emocional interpersonal (con los demás). Aplicado al contexto personal o al de una organización el concepto viene a ser el mismo.
De esta forma nos encontarmos cuatro cuadrantes y podemos dibujar una matriz 2×2 (a los consultores nos gustan estas matrices más que a un niño una tiza)
Esta matriz tiene cuatro cuadrantes, y creo que el principal problema es que pasamos el cuadrante número 1 demasiado rápido. Es decir, creemos que nos conocemos, enseguida queremos gestionar nuestros estados emocionales (que no conocemos nada bien) y enseguida nos creemos todavía más capaces de hacerlo con los demás (3 y 4), es decir, conocer al otro y poder gestionar mi relación con él. Lo que pocas personas desconocen es que si el cuadrante número 1 no lo trabajamos a fondo, no podremos tener éxito en el 2,3 y 4. ¿Qué tenemos que hacer entonces?
Profundizar en nuestras emociones y sentimientos sin hacer nada al respecto. No tratar de comprender, sino de conocer.
Aumentar nuestra capacidad de conciencia sobre los distintos estados y tonalidades emocionales por las que pasamos. De nuevo sin hacer nada, sólamente permaneciendo unidos a la emoción, sin querer huir (gestionar)
Aprender a sostener lo que nos ocurra interiormente, sea lo que sea (sostener, sí. Como si tuviéramos un niño pequeño en brazos). Sin racionalizar, sintiendo.
¿Porqué digo todo esto? Porque ante el auge de la Inteligencia Emocional copiamos modelos que se repiten a menudo en nuestra sociedad, se razona mucho, se habla mucho, pero se siente poco. Y pasamos el autoconocimiento y la autoconciencia demasiado rápidos y nos vamos a gestionar, lo que nos han enseñado siempre!. Mentalidad maquinal propia de la revolución industrial.
El sentimiento es el gran olvidado, sobretodo aquellos que menos nos queremos encontrar.Conocer, aceptar, llevarse bien incluso con la propia tristeza, vergüenza, rabia y miedo no es tarea fácil. Por este motivo, si ya sabes lo que es la Inteligencia Emocional, no gestiones todavía tus propias emociones…conoce, siente, sostén, acepta…
lunes, 31 de marzo de 2014
domingo, 30 de marzo de 2014
Cómo evitar la mente en blanco. Hablar en público
Uno de los temores más comunes al hablar en público es el síndrome de la mente en blanco. No es raro que este síndrome aparezca ante la cantidad de tensión que las personas acumulamos antes y durante los momentos en los que hablamos para un grupo de personas o una audiencia mayor.
Las personas somos altamente creativas, sólo que cuando estamos bajo mucha tensión nos cuesta que esa creatividad salga a la luz. Por lo tanto, para evitar el síndrome de la mente en blanco,tendremos que mantener la calma, hacerle creer a nuestro cerebro que todo (o casi todo) está bajo control.
Cómo evitar el síndrome de la mente en blanco
1.-Ensayar al menos tres veces. Lo habíamos comentado anteriormente en el post los 9 errores más comunes al hablar en público, pero son muchas las personas que se olvidan de que es tan importante la preparación como la ejecución. Esto no sólo ocurre al hablar en público, también en negociación, en el mundo comercial y en otros campos. Al ensayar, es más difícil que nos quedemos con la mente en blanco.
2. Familiarizarse con el público. Antes de hablar en público, nada mejor que conocer a tu público. Aunque tengas una audiencia de 100 personas, si llegas con suficiente antelación, podrás hablar con al menos 10-15 de ellos antes de empezar a hacer tu presentación. Cuando tu presentación comience, éstas serán personas conocidas para ti. Lo que hará que te sientas más relajado/a.
3. Tener una estructura clara y fluida. La estructura de nuestro discurso debe ser muy familiar para nosotros, con ella nos tenemos que sentir seguros y tenemos que fluir con lo que decimos, un punto debe dar paso al siguiente de forma armónica. Los que hacemos conferencias solemos memorizar la estructura. Si no es tu caso, lo que puedes hacer es llevarla escrita (en MAYUSCULAS y LETRA GRANDE). Pero no apuntes todo tu discurso, apunta sólo la estructura, los puntos clave que posteriormente desarrollarás en tu charla. Si dominamos nuestra estructura no padeceremos el síndrome de la mente en blanco.
sábado, 29 de marzo de 2014
¿CUÁL ES TU CI (COCIENTE INTELECTUAL)?
Lo primero que quiero aclarar es que el término correcto es COCIENTE INTELECTUAL, NO Coeficiente Intelectual como siempre se le llama...
Se llama cociente porque es un número que proviene de dividir la puntuación de la persona en los test de inteligencia entre su edad real.
Consideramos la medida de la inteligencia como una campana de Gauss con media 100 y desviación típica 15.
Lo que quiere decir esto es que la población se distribuye en una función así en el que la mayoría de la gente se mueve en los términos medios. Así la media de inteligencia es 100, por lo que si tenemos un CI de 100 o cercano a él se considera que tenemos una inteligencia normal.
Las desviaciones típicas son los valores por encima y por debajo de la media que nos sirven para clasificar, como en este caso es 15 tenemos (100+15 = 115 y 100-15 = 85), consideramos valores por encima de 115 como personas con inteligencia superior a la media, así como consideramos los valores por debajo de 85 como personas con inteligencia inferior a la media.
Dos desviaciones típicas por encima o por debajo serían (130-75). En estos valores de determinan dos términos importantes:
Personas con Inteligencia mayor o igual a 130 se consideran Superdotados.
Personas con Inteligencia menor o igual a 75 se considera que tienen Retraso Mental,(luego hay que determinar el nivel de deficiencia)
HACER TEST DE INTELIGENCIA
viernes, 28 de marzo de 2014
EL MONJE QUE VENDIÓ SU FERRARI - Robin Sharma
«Una cautivadora historia que enseña y deleita al mismo tiempo.» Paolo Coelho
jueves, 27 de marzo de 2014
Herramientas de AUTOCONOCIMIENTO
Desde:http://comunicaccionypersonas.blogspot.com.es/2012/09/herramientas-de-autoconocimiento.html
Fuente de la imagen: Blog Ciclog
Frente a la típica herramienta de la matriz DAFO, muy útil y sencilla, podemos trabajar con diferentes ejercicios que nos ayudarán a obtener la visión global sobre nosotros mismos. Éste puede ser un punto de partida pero tenemos otras muchas opciones interesantes. El problema del DAFO es que nos da la información desde un punto de vista relativamente único que, en muchas ocasiones, es necesario complementar con herramientas de evaluación 360º que combinen puntos de vista diferentes.
Fuente imagen: Blog de Sonia Montesinos
¿Quieres hace una evaluación 360º sencilla? Puedes empezar a jugar con ejercicios basados en laIDENTIDAD PÚBLICA como puede ser la LA VENTANA DE JOHARI, una matriz en la que se marcan las características del individuo a partir de lo que él conoce de sí mismo y lo que conocen los que le rodean. Para este ejercicio, puedes solicitar ayuda a personas que te rodeen, lo ideal es que elijas en diferentes escenarios (familia, amigos, compañeros de trabajo) y diferentes grados de cercanía y afinidad con el fin de obtener resultados lo más objetivos posibles. Solicita que te dejen por escrito cómo te ven, con tus aspectos positivos y negativos y de forma individual, explica que es importante para ti y que deben ser lo más sinceros posible para que de verdad este ejercicio te ayude. En muchas ocasiones, esta dinámica proporciona respuestas sorprendentes que nos ayudarán a trabajar en la mejora de nuestra imagen a todos los niveles. Es imprescindible que los resultados se planteen desde la perspectiva constructiva y no la del juicio de valor.
Herramientas de evaluación global hay muchas, si crees que hay llegado el momento de descubrir de forma objetiva tus competencias puedes utilizar el Test MBTI (Indicador Myers-Briggs) basado en losdiferentes tipos psicológicos. Esta herramienta es utilizada como punto de partida para muchos procesos de coaching personal y ejecutivo pero siempre debe ser aplicada por un profesional certificado con la capacitación suficiente para interpretar los resultados y utilizarlos de forma constructiva.
Cuando nos queremos centrar en nuestra MARCA PERSONAL y generar nuestro plan profesional yo suelo fiarme de dos dos herramientas creadas por expertos como Rubén Turienzo y Andrés Pérez Ortega que realmente tienen aplicación a la vida real.
Por un lado, el MÉTODO MEJORA de Rubén Turienzo que nos da unos sencillos pasos para facilitarnos el diseño del camino hacia nuestras metas. ¿En qué se basa está técnica?
M (META) – ¿Qué quiero conseguir?
E (ESCENARIO) –¿Dónde estoy?
J (JUICIOS) – ¿Qué te impide conseguirlo?
O (OPORTUNIDADES) – ¿Cómo supero los obstáculos?
R (REORDENAR) – ¿Es esa oportunidad la que mejor te acerca a tu meta? ¿Es posible llevarla a cabo?
A (ACCIÓN) – Plan de acción
miércoles, 26 de marzo de 2014
EL DESPIDO INTERIOR
Por Isabel Soria del Río (@Isabelsoriar)
De un tiempo a esta parte hablando con amigos y colegas de profesión, he sentido y notado mucho desánimo laboral. Será por la situación económica, será porque lo único que nos importa ahora es conservar nuestro puesto de trabajo (Ver el post “Impacto de la crisis en la motivación laboral y el compromiso de los empleados españoles”), que muchas personas, a pesar de su insatisfacción laboral, permanecen en un puesto de trabajo que no les satisface, a pesar de que esto les hace daño.
Todo lo que escucho y veo, me recuerda cada vez más a un libro buenísimo que leí hace tiempo y que creo que merece la pena recordar y compartir. El libro en cuestión se llama El despido interior y está escrito por Lotfi El-Ghandouri (Ed. Alierta, 2007)
¿Qué es el despido interior?
Quedarse un rato más en la cama para retrasar la hora de llegada a la oficina, sentarse frente al ordenador surfeando haciendo que trabajas, enfrentarnos a cada jornada laboral como a un sacrificio sin solución…
El despido interior es ese proceso paulatino de abandono, dejadez, indiferencia… que uno va sintiendo hacia su trabajo. Casi todos, cuando empezamos una nueva actividad profesional, estamos ilusionados. Con el paso del tiempo esa ilusión puede ir desapareciendo y, poco a poco, sin darnos cuenta, caemos en la rutina y nos dejamos llevar por la desgana. Algunos reaccionan a tiempo, otros se convierten en zombis en el trabajo.
El despido interior es el resultado final de un largo y complejo proceso de vivencias negativas en el trabajo. El trabajador se distancia de sus funciones. En silencio y sin llamar la atención, pasando inadvertido, evitando conflictos…
¿Cómo llega un trabajador al despido interior?
El despido interior es un proceso semejante al de la bajada de una escalera. Se necesitan pocos pasos para pasar del escalón a otro. En este caso, para pasar del escalón de la “entrega”, al escalón de la “resignación”. Cada escalón tiene su propia duración, depende de la persona.
En cada escalón el trabajador se pone a prueba, se enfrenta a conflictos internos producidos por la insatisfacción que siente cada vez que sus expectativas no se ven cumplidas. El resultado de la gestión de estos conflictos, puede generar una satisfacción temporal, que le mantiene en el escalón más alto o, por el contrario, le hace vivir una decepción temporal que aumenta a la vez que le lleva a un escalón más bajo. Desde el primer conflicto hasta el último, el GAP entre lo que se espera y lo que se recibe es cada vez es más grande.
1. La entrega
Esta etapa suele coincidir con la llegada a un nuevo trabajo. La persona llega cargada de ilusión y con ganas de demostrar lo que vale.
Con el tiempo surgen a los primeros desacuerdos, los primeros malentendidos, los primeros conflictos con la organización, el jefe, los compañeros… Si el trabajador no consigue solucionar estos conflictos, poco a poco empieza a acumular infelicidad y frustración. Esta frustración afecta y sin darse casi cuenta, comienza a pasar del escalón de “la entrega” al escalón del “compromiso”.
2. El compromiso
En esta fase el trabajador se limita a cumplir con lo que tiene que hacer. Piensa que su valor añadido añadido, ese plus que daba, no ha sido valorado por su jefe, por la organización, por los compañeros.
La organización no se da cuenta de que ha disminuido su nivel de entrega porque sigue cumpliendo con sus expectativas, pero no va más allá. La diferencia está en que trabaja solo para cumplir con sus objetivos, no intenta explorar nuevos caminos.
En el día a día, siguen surgiendo conflictos y sigue enfrentándose a ellos. Si todo se resuelve, vuelve escalón superior, el de la entrega, pero si el conflicto no se resuelve y siente que no se cumplen sus expectativas, sigue acumulando infelicidad y frustración. El grado de decepción le lleva al siguiente escalón : La participación.
3. La participación
En este nivel el trabajador ha caído en la rutina. Ya no es ni pro-activo ni participativo. Además, a diferencia del nivel anterior, la empresa ya es consciente de que ha llegado a este punto y los conflictos entre las partes se acentúan. Ya no se cumplen ni las expectativas del empleado, ni las de la empresa. Es un punto de inflexión que puede llevar directamente al despido interior o, por el contrario, a restablecer las relaciones y la confianza mutua. En esta situación las opciones son las siguientes:
4. La retirada
En esta etapa el trabajador se retira y se rebela contra la organización. Se convierte en victima de la situación. Está convencido de que la culpa de su infelicidad es de la organización. Se vuelve un rebelde pasivo. En lugar de enfrentar la situación, se enfrenta al jefe o busca otras salidas tanto dentro como fuera de la organización.
Si el empleado no hace nada para mejorar la situación, seguirá bajando escalones y pasará al siguiente: la resignación.
5. La resignación
Es la etapa de la desilusión, el trabajador piensa que no puede hacer nada para cambiar la situación. Se rinde y aplica la máxima de “más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer”. Es pasivo, se ha convertido en un zombi en el trabajo. Acepta ajustarse a la situación aunque signifique ir en contra de sus principios y valores profesionales, pierde confianza en si mismo, tira la toalla y piensa que no vale la pena luchar.
El escalón de la resignación puede convertirse en una línea sin fin, un punto muerto, en un estado de coma. Este estado puede llevar a la depresión o puede reanimar al trabajador y hacerlo volver a la superficie.
¿Cuáles son los detonantes del proceso de despido interior?
Los detonantes pueden ser tanto internos como externos. Son todos los que despiertan sentimientos negativos cuando las situaciones a las que el empleado se enfrenta no cubren sus necesidades universales de realización, reconocimiento y contribución.
El equilibrio entre las necesidades de realización, reconocimiento y contribución, favorecen el desarrollo de una vida emocionalmente sana y aseguran la máxima entrega. Cuando no existe un equilibrio entre estos tres ejes, se activa el despido interior.
Los detonantes externos influyen en las personas y en sus relaciones. Los detonantes pueden provenir del entorno organizacional, de la propia organización y de la sociedad.
¿Tiene solución? ¿Es un proceso reversible?
Si, es un proceso complicado, pero reversible. El primer y más importante paso para salir del despido interior consiste en que la persona sienta que quiere mejorar y luche por ello.
Muchos expertos afirman que sólo se puede salir del proceso con la ayuda de un profesional. Lo cierto es que cuanto más lejos se haya llegado llegado en el proceso de despido interior, más ayuda de todo tipo se necesitará.
El camino de vuelta no pasa por soluciones o recetas “mágicas”. Consiste más bien en pequeños gestos cotidianos que ayudan a realizar cambios a nivel de pensamiento y de comportamiento.
Algunos de estos pequeños gestos son:
Superar las consecuencias del despido interior hace más fuerte a la persona. Saber que ha superado muchas adversidades impulsa a seguir haciéndolo.
Podemos conseguirlo, podemos cambiar nuestra vida, podemos marcar una diferencia. Solamente hay que quererlo de todo corazón y confiar en nosotros mismos teniendo fe en nuestras habilidades.
Información recopilada por Isabel Soria del Río para el blog de Inspiring Benefits
De un tiempo a esta parte hablando con amigos y colegas de profesión, he sentido y notado mucho desánimo laboral. Será por la situación económica, será porque lo único que nos importa ahora es conservar nuestro puesto de trabajo (Ver el post “Impacto de la crisis en la motivación laboral y el compromiso de los empleados españoles”), que muchas personas, a pesar de su insatisfacción laboral, permanecen en un puesto de trabajo que no les satisface, a pesar de que esto les hace daño.
Todo lo que escucho y veo, me recuerda cada vez más a un libro buenísimo que leí hace tiempo y que creo que merece la pena recordar y compartir. El libro en cuestión se llama El despido interior y está escrito por Lotfi El-Ghandouri (Ed. Alierta, 2007)
¿Qué es el despido interior?
Quedarse un rato más en la cama para retrasar la hora de llegada a la oficina, sentarse frente al ordenador surfeando haciendo que trabajas, enfrentarnos a cada jornada laboral como a un sacrificio sin solución…
El despido interior es ese proceso paulatino de abandono, dejadez, indiferencia… que uno va sintiendo hacia su trabajo. Casi todos, cuando empezamos una nueva actividad profesional, estamos ilusionados. Con el paso del tiempo esa ilusión puede ir desapareciendo y, poco a poco, sin darnos cuenta, caemos en la rutina y nos dejamos llevar por la desgana. Algunos reaccionan a tiempo, otros se convierten en zombis en el trabajo.
El despido interior es el resultado final de un largo y complejo proceso de vivencias negativas en el trabajo. El trabajador se distancia de sus funciones. En silencio y sin llamar la atención, pasando inadvertido, evitando conflictos…
¿Cómo llega un trabajador al despido interior?
El despido interior es un proceso semejante al de la bajada de una escalera. Se necesitan pocos pasos para pasar del escalón a otro. En este caso, para pasar del escalón de la “entrega”, al escalón de la “resignación”. Cada escalón tiene su propia duración, depende de la persona.
En cada escalón el trabajador se pone a prueba, se enfrenta a conflictos internos producidos por la insatisfacción que siente cada vez que sus expectativas no se ven cumplidas. El resultado de la gestión de estos conflictos, puede generar una satisfacción temporal, que le mantiene en el escalón más alto o, por el contrario, le hace vivir una decepción temporal que aumenta a la vez que le lleva a un escalón más bajo. Desde el primer conflicto hasta el último, el GAP entre lo que se espera y lo que se recibe es cada vez es más grande.
LAS FASES DEL DESPIDO INTERIOR
1. La entrega
Esta etapa suele coincidir con la llegada a un nuevo trabajo. La persona llega cargada de ilusión y con ganas de demostrar lo que vale.
Con el tiempo surgen a los primeros desacuerdos, los primeros malentendidos, los primeros conflictos con la organización, el jefe, los compañeros… Si el trabajador no consigue solucionar estos conflictos, poco a poco empieza a acumular infelicidad y frustración. Esta frustración afecta y sin darse casi cuenta, comienza a pasar del escalón de “la entrega” al escalón del “compromiso”.
2. El compromiso
En esta fase el trabajador se limita a cumplir con lo que tiene que hacer. Piensa que su valor añadido añadido, ese plus que daba, no ha sido valorado por su jefe, por la organización, por los compañeros.
La organización no se da cuenta de que ha disminuido su nivel de entrega porque sigue cumpliendo con sus expectativas, pero no va más allá. La diferencia está en que trabaja solo para cumplir con sus objetivos, no intenta explorar nuevos caminos.
En el día a día, siguen surgiendo conflictos y sigue enfrentándose a ellos. Si todo se resuelve, vuelve escalón superior, el de la entrega, pero si el conflicto no se resuelve y siente que no se cumplen sus expectativas, sigue acumulando infelicidad y frustración. El grado de decepción le lleva al siguiente escalón : La participación.
3. La participación
En este nivel el trabajador ha caído en la rutina. Ya no es ni pro-activo ni participativo. Además, a diferencia del nivel anterior, la empresa ya es consciente de que ha llegado a este punto y los conflictos entre las partes se acentúan. Ya no se cumplen ni las expectativas del empleado, ni las de la empresa. Es un punto de inflexión que puede llevar directamente al despido interior o, por el contrario, a restablecer las relaciones y la confianza mutua. En esta situación las opciones son las siguientes:
- Las partes deciden llegar a un acuerdo que impulse y renueve la confianza y la entrega mutua.
- La empresa despide al empleado.
- El empleado decide marchar
- Ya que no es despedido, el trabajador no hace ningún esfuerzo para cambiar su situación profesional y opta por sumergirse más y más en un proceso de ”despido interior”.
4. La retirada
En esta etapa el trabajador se retira y se rebela contra la organización. Se convierte en victima de la situación. Está convencido de que la culpa de su infelicidad es de la organización. Se vuelve un rebelde pasivo. En lugar de enfrentar la situación, se enfrenta al jefe o busca otras salidas tanto dentro como fuera de la organización.
Si el empleado no hace nada para mejorar la situación, seguirá bajando escalones y pasará al siguiente: la resignación.
5. La resignación
Es la etapa de la desilusión, el trabajador piensa que no puede hacer nada para cambiar la situación. Se rinde y aplica la máxima de “más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer”. Es pasivo, se ha convertido en un zombi en el trabajo. Acepta ajustarse a la situación aunque signifique ir en contra de sus principios y valores profesionales, pierde confianza en si mismo, tira la toalla y piensa que no vale la pena luchar.
El escalón de la resignación puede convertirse en una línea sin fin, un punto muerto, en un estado de coma. Este estado puede llevar a la depresión o puede reanimar al trabajador y hacerlo volver a la superficie.
¿Cuáles son los detonantes del proceso de despido interior?
Los detonantes pueden ser tanto internos como externos. Son todos los que despiertan sentimientos negativos cuando las situaciones a las que el empleado se enfrenta no cubren sus necesidades universales de realización, reconocimiento y contribución.
El equilibrio entre las necesidades de realización, reconocimiento y contribución, favorecen el desarrollo de una vida emocionalmente sana y aseguran la máxima entrega. Cuando no existe un equilibrio entre estos tres ejes, se activa el despido interior.
Los detonantes externos influyen en las personas y en sus relaciones. Los detonantes pueden provenir del entorno organizacional, de la propia organización y de la sociedad.
¿Tiene solución? ¿Es un proceso reversible?
Si, es un proceso complicado, pero reversible. El primer y más importante paso para salir del despido interior consiste en que la persona sienta que quiere mejorar y luche por ello.
Muchos expertos afirman que sólo se puede salir del proceso con la ayuda de un profesional. Lo cierto es que cuanto más lejos se haya llegado llegado en el proceso de despido interior, más ayuda de todo tipo se necesitará.
El camino de vuelta no pasa por soluciones o recetas “mágicas”. Consiste más bien en pequeños gestos cotidianos que ayudan a realizar cambios a nivel de pensamiento y de comportamiento.
Algunos de estos pequeños gestos son:
- Conectar de nuevo con los sueños.
- Volver a vivir de acuerdo a los valores profesionales.
- Compromiso con uno mismo.
- Fuerza de voluntad y disciplina.
- Romper y salir de la zona de confort.
- Activar la memoria de logros y desactivar la memoria de fracasos.
- Desarrollar la capacidad para gestionar la adversidad. Hacer frente a la realidad tal y como es.
Superar las consecuencias del despido interior hace más fuerte a la persona. Saber que ha superado muchas adversidades impulsa a seguir haciéndolo.
Podemos conseguirlo, podemos cambiar nuestra vida, podemos marcar una diferencia. Solamente hay que quererlo de todo corazón y confiar en nosotros mismos teniendo fe en nuestras habilidades.
Información recopilada por Isabel Soria del Río para el blog de Inspiring Benefits
martes, 25 de marzo de 2014
10 claves básicas para elegir un (buen) psicólogo
1. ¿Realmente es psicólogo?: Puede parecer estúpido plantearlo, pero no todo el mundo que abre una consulta tiene un título oficial de psicología. Sí, esas cosas ocurren. Recuerda que en España no existe la profesión de “psicoterapeuta” o “terapeuta psicológico”. Cuando alguien utiliza estos términos, en muchos casos lo hace porque no tiene la formación necesaria para ejercer de psicólogo. De cualquier manera, la mejor garantía de que esa persona es un psicólogo titulado es que tenga bien visible el número de colegiado de alguno de los Colegios Oficiales de Psicología. Un profesional colegiado garantiza que tiene la titulación necesaria y que se acoge al Código Deontológico del psicólogo (un conjunto de normas de ética profesional. La más conocida es la del llamado “secreto profesional” pero hay muchas más. Puedes consultarlas aquí). La mayoría de los Colegios Oficiales de Psicología tienen directorios públicos de sus colegiados, por lo que no tienes más que entrar en la web del COP de tu zona y consultarlo (www.cop.es, apartado “Colegios”).
2. No sólo es necesario ser psicólogo para abrir una consulta: Una vez que has comprobado el número de colegiado, toca saber si tiene formación específica para ayudarnos con nuestro problema. En psicología hay varias especialidades, aunque sólo está reconocida la de Especialista en Psicología Clínica, necesaria para trabajar en la Sanidad Pública pero no en la clínica privada. Para trabajar en la privada hay que tener el título de Psicólogo General Sanitario. Tener ese título a la vista garantiza que la persona ha recibido formación clínica. Para la Psicología Educativa, Neuropsicología o Psicología Jurídica no hay ninguna titulación oficial, por lo que no está de más conocer si ha realizado formación de posgrado en estas subespecialidades (un Experto o Máster, recuerda que el Máster implica normalmente el doble de horas que un Experto).
3. Infórmate bien sobre el tipo de terapia que realiza: Comprobar que la persona que te atiende tiene la titulación necesaria para abrir una consulta o gabinete de psicología es lo mínimo para no ser víctima de un fraude. El siguiente paso es saber qué tipo de terapia realiza. No todas las terapias han demostrado ser efectivas, por lo que puede darse el caso de que encuentres a un psicólogo titulado que realiza un determinado tipo de tratamiento que no es eficaz para tratar un determinado problema. Seguro que a mucha gente le sorprenderá este punto, pero hay muchos profesionales que por haber recibido determinada formación o por gustos personales eligen realizar tratamientos sin evidencia, lo que supone a mi entender una vulneración del Art. 6 del Código Deontológico, que obliga al principio de “solidez de la fundamentación objetiva y científica de sus intervenciones profesionales”. Si quieres saber qué terapias han demostrado ser efectivas, aquí tienes un resumen de los tratamientos eficaces para niños y para adultos. Si quieres más información, puedes consultar este documento de la UCM. Pregúntale a tu psicólogo qué terapia realiza y qué evidencia hay de que su terapia es efectiva para un problema como el tuyo, cuántas sesiones durará aproximadamente y cómo será el método de trabajo. No te cortes, tienes todo el derecho a tener esta información, y si es necesario, pide referencias sobre el tipo de tratamiento que desarrolla.
4. Comprueba si en las primeras sesiones hay una evaluación, un diagnóstico y una propuesta tratamiento: Las terapias con evidencia científica comienzan con una evaluación del problema. Esta evaluación no debería llevar más de tres sesiones salvo excepciones (jamás debe superar las 5 sesiones, y eso debe estar absolutamente justificado. Pide explicaciones). Una vez realizada la evaluación, el psicólogo debe darte un diagnóstico del problema, que no necesariamente será el nombre de un trastorno (un trastorno es un conjunto de síntomas. Cuando una persona tiene todos esos síntomas le damos tal nombre, pero eso no nos da información de las causas que provocaron el problema y los factores que hacen que se mantenga a día de hoy. Por esta razón, muchas veces más que un nombre, el psicólogo te dará un diagnóstico del problema que llamamos “funcional”). Una vez tiene el diagnóstico, vendrá la propuesta de tratamiento. Tienes derecho de saber qué tipo de terapia va a utilizar e incluso a pedirle otras opciones de tratamiento. Asegúrate de que tiene formación en esas opciones (un psicólogo con un Máster en Psicoanálisis probablemente no tendrá la formación ni la experiencia para hacer Terapia de Aceptación y Compromiso, por ejemplo). Si no se cumple este procedimiento, pide explicaciones.
5. Número, duración y frecuencia de las sesiones. Pregunta cuántas sesiones serán necesarias aproximadamente. Normalmente, el número de sesiones necesarias para un tratamiento no superará las 20. Si es así, debe estar absolutamente justificado. Pide explicaciones. La duración media de una sesión es de 55 – 60 minutos. Hay terapias que hacen sesiones de 90 minutos. El tiempo de duración de una sesión no es un factor importante en la eficacia del tratamiento, pero en menos de 45 minutos es difícil realizar una terapia en condiciones. En la mayoría de los casos, las sesiones tendrán una frecuencia semanal. En casos excepcionales, y sólo durante las primeras sesiones, se podrá plantear una frecuencia de dos sesiones semanales. Si es así, pide explicaciones. Nos hemos encontrado profesionales que plantean más de dos sesiones por semana. Debes saber que los tratamientos con apoyo empírico no plantean en ningún caso más de dos sesiones semanales, así que si quieres pagarlas es tu decisión, pero eso no implica que el gasto extra se relacione con más eficacia o con resolver antes el problema.
6. Qué NO es un tratamiento psicológico. Frecuentemente nos encontramos en consulta con personas que han ido a otros profesionales. Cuando les preguntamos qué hacían en las sesiones, nos cuentan que dedicaban el tiempo a hablar sobre lo que les pasa, y así hasta que se cansaron de ir. Los tratamientos psicológicos no consisten simplemente en hablar sobre lo que a uno le ocurre. Consiste en que el psicólogo explique cómo surgen las emociones, los pensamientos y los comportamientos desagradables y cómo afrontarlos y desarrollar una serie de técnicas para ello. Un dato importante: la mayoría de las personas se sienten mejor durante las primeras sesiones simplemente por hablar de su problema. No debes confundir ese alivio inicial con eficacia, ya que se disipará pronto. Es más, ir a consulta no siempre implica salir aliviado. A veces hay que enfrentarse a problemas duros para superarlos. Si tienes dudas sobre el proceso, pregunta siempre al psicólogo por qué hace lo que hace. Todo lo que un profesional hace en consulta debe estar justificado por la evidencia científica.
7. Tareas para realizar entre sesiones. La mayoría de las terapias eficaces proponen tareas para realizar entre sesión y sesión. Lo habitual será que te lleves indicaciones sobre cosas que debes hacer o algún registro o cuestionario que rellenar. Este es un buen indicador para diferenciar una terapia eficaz de una que no lo es. Si tienes dudas, pregunta.
8. Cómo es la relación psicólogo – paciente: Es lo que llamamos la relación terapéutica. La relación terapéutica no es una amistad, es una relación entre un profesional y una persona que busca ayuda, así que desconfía de los psicólogos que generan dependencia en sus pacientes. Obvia decir que las relaciones sentimentales entre un profesional y un paciente están completamente prohibidas. Es importante que te sientas a gusto con tu psicólogo y que confíes en él. A veces, por muchas razones que no necesariamente tienen que ver con “lo bueno o malo” que es el profesional o la terapia que realiza, uno no se siente a gusto con ese profesional. Si ese es el caso, busca a otro. No tengas problema en cambiar de psicólogo, es algo más habitual de lo que piensas, pero asegúrate de que cumple los requisitos planteados más arriba.
9. Tienes derecho a tener respuestas: pregunta, pregunta, pregunta. Tú has elegido libremente ir a un profesional y tienes el mismo derecho a dejar de ir. También tienes el derecho a tener a tu disposición toda la información sobre el profesional, la terapia y los procedimientos. Pregunta al psicólogo todo lo que necesites saber. Si tienes dudas, ponte en contacto con el Colegio Oficial de Psicología de tu zona. Estarán encantados de asesorarte, ya que esa es su función. Si llamas al Colegio para solicitar un profesional, no está de más que aún así te informes sobre las claves que te he planteado en este artículo.
10. Ejerce tus derechos. Si consideras que una persona está realizando publicidad engañosa por no tener un título oficial, tienes el derecho a denunciarle. Si consideras que un profesional de la psicología ofrece terapias engañosas, tienes el derecho a denunciarle. Si consideras que la forma de trabajar de un psicólogo no es correcta por alguna razón (la mayoría están recogidas en el Código Dentológico), tienes el derecho a denunciarle. Normalmente, la denuncia se hará en el Colegio Oficial de Psicología de tu zona, y no tiene coste económico alguno. Existe una Comisión Deontológica que se encargará del caso y aplicará sanciones si fuera necesario. Si consideras que el psicólogo ha violado la ley, entonces tienes el derecho a denunciarle también ante la justicia ordinaria. Pero no dejes de hacerlo también ante el propio Colegio Oficial, eso permite a los Colegios saber qué están haciendo sus profesionales y tomar medidas al respecto.
Llegados a este punto, y asumiendo que me dejo cosas en el tintero, tienes todas las claves que necesitas para elegir a un buen profesional. Como le dijo Gila al médico cuando le preguntó por los honorarios, “doctor, yo he venido aquí a resolver mi problema, no el suyo”. Espero que te sirvan. Si tienes alguna duda más, intentaré resolverla en los comentarios.
lunes, 24 de marzo de 2014
domingo, 23 de marzo de 2014
TE ATREVES A PENSAR?
Hoy os voy a dejar 20 preguntas para pensar que he visto en el blog de http://www.recursosdeautoayuda.com/ y que me han parecido muy interesantes.
En mi opinión, siempre se aprende más con alguien que te sabe hacer buenas preguntas que con alguien que te da las respuestas. Diferentes estilos de enseñanza, quizás para diferentes contenidos a aprender.
En mi opinión, siempre se aprende más con alguien que te sabe hacer buenas preguntas que con alguien que te da las respuestas. Diferentes estilos de enseñanza, quizás para diferentes contenidos a aprender.
Estas preguntas que os dejo, son para hacérselas con calma, en ese momento el que estés reunido contigo mismo.
Yo tengo reunión conmigo mismo los Sábados o Domingos al amanecer, mientras camino por la extraordinaria Playa de San Lorenzo de Gijón. Otras personas prefieren sentarse y meditar mas estáticamente.
La cuestión es disponer de ese tiempo especial para "PENSAR" con mayúsculas y "AFILAR LA SIERRA" como diría Covey.
Las preguntas son:
Yo tengo reunión conmigo mismo los Sábados o Domingos al amanecer, mientras camino por la extraordinaria Playa de San Lorenzo de Gijón. Otras personas prefieren sentarse y meditar mas estáticamente.
La cuestión es disponer de ese tiempo especial para "PENSAR" con mayúsculas y "AFILAR LA SIERRA" como diría Covey.
Las preguntas son:
1) ¿Cómo de viejo/a te sentirías si no supieras la edad que tienes?
2) ¿Qué es peor para ti: fallar o no intentarlo?
3) ¿Cuál es la primera cosa que cambiarías en tu vida?
4) ¿Estás haciendo lo que quieres o te conformas con lo que estás haciendo?
5) Si pudieras ofrecerle a un niño un solo consejo ¿cuál sería?
6) ¿Violarías la ley para salvar a un ser querido?
7) ¿Qué es lo que sabes hacer mejor y de forma diferente que los demás?
8) ¿Cuál es la cosa que te hace más feliz?
9) ¿Qué es aquello que no has hecho y te gustaría hacer? ¿Qué te detiene?
10) ¿Pulsas el botón del ascensor más de una vez? ¿Crees de verdad que irá más rápido?
11) ¿Has sido el amigo que te hubiera gustado tener?
12) ¿Cuál es la única cosa que salvarías si tu casa se estuviera incendiando?
13) ¿Se ha hecho realidad alguna vez tu temor más grande?
14) ¿En qué momento de tu pasado te has sentido más vivo/a?
15) Si supieras que el mundo se va a acabar mañana ¿qué lugar visitarías?
16) ¿Estarías dispuesto a reducir tu esperanza de vida en 10 años por llegar a ser muy atractivo/a o famoso/a?
17) ¿Qué harías si supieras que nadie te va a juzgar por ello?
18) ¿Cuándo fue la última vez que te has dado cuenta de cómo respiras?
19) ¿Cuál es la persona que más amas en este mundo?
20) ¿Qué amigo/a te gustaría que respondiera estas preguntas? ¿Le has invitado a responderlas? ¿Por qué no?
2) ¿Qué es peor para ti: fallar o no intentarlo?
3) ¿Cuál es la primera cosa que cambiarías en tu vida?
4) ¿Estás haciendo lo que quieres o te conformas con lo que estás haciendo?
5) Si pudieras ofrecerle a un niño un solo consejo ¿cuál sería?
6) ¿Violarías la ley para salvar a un ser querido?
7) ¿Qué es lo que sabes hacer mejor y de forma diferente que los demás?
8) ¿Cuál es la cosa que te hace más feliz?
9) ¿Qué es aquello que no has hecho y te gustaría hacer? ¿Qué te detiene?
10) ¿Pulsas el botón del ascensor más de una vez? ¿Crees de verdad que irá más rápido?
11) ¿Has sido el amigo que te hubiera gustado tener?
12) ¿Cuál es la única cosa que salvarías si tu casa se estuviera incendiando?
13) ¿Se ha hecho realidad alguna vez tu temor más grande?
14) ¿En qué momento de tu pasado te has sentido más vivo/a?
15) Si supieras que el mundo se va a acabar mañana ¿qué lugar visitarías?
16) ¿Estarías dispuesto a reducir tu esperanza de vida en 10 años por llegar a ser muy atractivo/a o famoso/a?
17) ¿Qué harías si supieras que nadie te va a juzgar por ello?
18) ¿Cuándo fue la última vez que te has dado cuenta de cómo respiras?
19) ¿Cuál es la persona que más amas en este mundo?
20) ¿Qué amigo/a te gustaría que respondiera estas preguntas? ¿Le has invitado a responderlas? ¿Por qué no?
Preguntas recogidas desde: http://www.recursosdeautoayuda.com/20-preguntas-que-te-haran-pensar/
sábado, 22 de marzo de 2014
COMUNICANDO, COMUNICANDO,,,,,SIEMPRE COMUNICANDO.
¡¡¡¡ Es imposible NO COMUNICAR ¡¡¡¡
Hasta en silencio estamos comunicando. Por ello, hoy quiero dejar una serie de videos en los cuales se refleja esta necesidad indispensable de las personas que además nos hace mas humanos y menos animales.
En términos evolutivos, es precisamente la comunicación, el lenguaje y la capacidad para hablar acerca de ellos (metacomunicación, metalenguaje) lo que precisamente nos diferencia de otras especies animales.
Soy un convencido de la importancia de la comunicación efectiva y de la cantidad de dinero y tiempo que en las empresas se pierde porque no tenemos consciencia real de lo que implica tener una mala comunicación.
1.- Por qué es importante tener muy claro que el resultado de la comunicación es el mensaje que recibe el receptor
2.- Si compartimos, mapa cultural, es mas fácil la comunicación. Cuida mucho compartir el mapa comunicativo con tu interlocutor. Y si no tenlo en mente para comunicar mejor y mas claro.
3.- La comunicación NO VERBAL tiene mas trascendencia que la Verbal. Se comunica mas información a través de las expresiones, y esta información aunque se puede modular, tiene mas vinculación con la realidad personal del Emisor.
4.- OIR NO ES LO MISMO QUE ESCUCHAR. En los pocos idiomas que conozco hay diferentes verbos para expresar esto dos actos. Por algo será.
Solamente teniendo en cuenta estos aspectos básicos, tu comunicación mejorará muchisímo. Está demostrado que cuanto mas consciencia tomamos acerca de nuestra forma y limitaciones al comunicarmos mejor lo hacemos y somos mas comprendidos por nuestros receptores.
Asegúrate de que te entienden......¿me he explicado bien? ¿lo has entendido todo?.
viernes, 21 de marzo de 2014
VIVIR ES UN ASUNTO URGENTE - Mario Alonso Puig
Mario Alonso Puig nos invita a reflexionar sobre aspectos capitales de nuestra existencia y nos ayuda a trazar el itinerario que nos conducirá a una nueva tierra: el terreno de las múltiples oportunidades.
Cuando el corazón se desboca, el cuerpo se tensa y el cerebro no funciona bien. Si nos sentimos en peligro, reaccionamos atacando, aislándonos o simplemente huyendo. Estas formas de actuar impiden que comprendamos a los demás y hacen imposible que éstos nos vean como realmente somos.
Vivir es un asunto urgente nos ofrece el apoyo necesario para afrontar los desafíos que se plantean en nuestras vidas, proporcionándonos alegría, ilusión, tranquilidad y confianza. Una obra reveladora y cercana que trata a fondo el mundo del estrés, nos enseña cómo gestionarlo de manera adecuada y nos anima a controlar las riendas de nuestro destino, porque, en un cambio en apariencia insignificante, se esconde la verdadera felicidad.
miércoles, 19 de marzo de 2014
¡Malditas reuniones! ¡Malditos correos!
Mis amigos, saben que me gusta más el término “calidad de vida” que el de “conciliación”. Hay ocasiones que con solo cambiar el nombre de una actividad, ponen en marcha nuevos mecanismos que la reactivan, y en la mayoría de los casos con más fuerza. La calidad de vida es el bienestar, felicidad, satisfacción de la persona que le permite una capacidad de actuación o de funcionar en un momento dado de la vida. Es un concepto subjetivo, propio de cada individuo, que está muy influido por el entorno en el que vive como la sociedad, la cultura, las escalas de valores…
Hay empresas que han intentado introducir políticas para mejorar la calidad de vida profesional de sus empleados, pero no han obtenido los resultados esperados. Puede haber razones de toda índole, pero estas no deberían ser un obstáculo para intentarlo de nuevo. Me permito hacer algunas sugerencias para los que todavía están en el camino…
♦ Desarrollar una cultura de conciliación (comprometida y eficiente). Es crítico. Una cultura no la define solo la Alta Dirección, también son protagonistas, en primera línea, los empleados. Si no contamos con ellos, será imposible introducir una filosofía “conciliadora”, una nueva forma de vivir más equilibrada.
¿Qué es cultura corporativa? Según Edgar Henry Schein es el patrón de premisas básicas que un determinado grupo inventó, descubrió o desarrolló en el proceso de aprender a resolver sus problemas de adaptación externa y de integración interna y que funcionaron suficientemente bien a punto de ser consideradas válidas y, por ende, de ser enseñadas a nuevos miembros del grupo como la manera correcta de percibir, pensar y sentir en relación a estos problemas.
♦ Introducir en el sistema de evaluación un objetivo de “conciliación”. Cómo es de sobra conocido, la evaluación del desempeño es una de las herramientas indispensables para la correcta aplicación de un Plan de Desarrollo. Es necesario comunicar a la gente no solo lo que está haciendo bien sino también lo que debe mejorar. Previamente habrá que establecer unos objetivos concretos para un periodo de tiempo determinado de los que, al menos, uno estará referido a la “Conciliación” o “Calidad de Vida Profesional”. La medición, para una persona que dirige un equipo, deberá ser hecha mediante la consulta a sus colaboradores sobre el grado de consecución del mencionado objetivo. Esto exige madurez en la organización.
♦ No convocar ninguna reunión a partir de las 17:00 horas. La Alta Dirección de la Compañía, que debe estar absolutamente comprometida con la filosofía “Conciliadora”, será la responsable de introducir determinadas normas que faciliten la consecución de un estilo de vida profesional responsable, flexible y dinámico. Los horarios son más importantes de lo que a primera vista pueden parecer, por eso es conveniente “desautorizar” las reuniones a partir de las 17.00 para facilitar a cada empleado la organización de su propia vida personal. ¿Para que enviamos a la gente a un curso de “Gestión del Tiempo”?
♦ Reuniones eficaces y eficientes. Todo directivo eficaz sabe que las reuniones, o son productivas o son un completo desastre. A lo largo de mi vida profesional he podido comprobar la cantidad de horas perdidas en comités inútiles. Había la sensación de que si no asistías a un número determinado de reuniones, no eras una persona importante. Una organización cuyo objetivo es mejorar la calidad de vida de los que trabajan en ella, debería reducir el número de reuniones de forma drástica. Con ello se liberaría un tiempo precioso para dedicarlo a otras tareas que generen resultados tangibles.
♦ Racionalizar el uso del teléfono y el e-mail. Conozco alguna compañía que ya ha desarrollado determinados protocolos para el correcto uso del correo electrónico. Las más innovadoras han introducido el “Cheque-Mail”, que sirve para racionalizar el tráfico de correspondencia que circula a diario por la organización. ¿En qué consiste? En función del Departamento y la responsabilidad, se asigna un número determinado de correos a cada persona. Una vez consumidos estos, el responsable de TIC corta el acceso al mismo. Los textos deben ser cortos, con lista de distribución restringida, sin documentos adjuntos, sin agresividad y no tratando de eludir responsabilidades… Si es posible, el mensaje principal debería estar muy claro en el apartado “Asunto”.
♦ Orientar la compañía hacia el resultado y no hacia la tarea. La crisis ha puesto las pilas a muchas organizaciones, pero todavía existen algunas que mantienen una cultura “presentista”. Son empresas que valoran más las tareas que los resultados. Hay que hacer muchas cosas aunque la mayoría no sirvan para nada. No hay nada tan inútil como hacer eficientemente lo que no se debería hacer. Cuando hay orientación a resultados, la gente se transforma y se gana tiempo, un tiempo que se puede dedicar a otras actividades no laborales.
♦ Mejorar los sistemas de planificación, organización y autocontrol. Es difícil alcanzar lo que no se puede medir. La compañía tiene que desarrollar una filosofa de autocontrol donde los empleados organicen su trabajo en función de sus prioridades. Ahora no es época de control, es época de autonomía responsable. Cuanto más se delega más se involucra uno en el trabajo. Están de moda los “movimientos slow”, que inducen a la gente a trabajar con más lentitud sin reducir la eficacia ni la eficiencia.
♦ No interrumpir el trabajo de los demás innecesariamente. Recientemente, en uno de mis últimos post, decía que en las empresas japonesas, nadie interrumpe a una persona que está sentada en silencio. Se da por hecho que esta persona está pensando. Sin embargo, cuando la persona está en pie y en movimiento, los colegas, colaboradores, jefe se sienten en libertad de interrumpir. En nuestras organizaciones ocurre lo contrario, pensamos que una persona que está sentada en silencio no está haciendo nada importante, solo descansando. Es muy necesario respetar el silencio y la concentración delos que trabajan conmigo. El resultado será más tiempo disponible.
♦ Respetar la libertad individual en el cumplimiento de horarios. Si la dirección de la empresa se ha comprometido a implantar una filosofía “sana” no debería impedir que los empleados organicen su trabajo de forma personal. Cuando alguien a las cinco de la tarde nos diga “Adiós, hasta mañana”, no debería sorprendernos. Al contrario, tendría que ser un síntoma de madurez organizacional. Nadie sería tan inconsciente de reducir tiempo sin alcanzar resultados. De cualquier forma para los insensatos existe una palabra mágica: Despido.
♦ Trabajar más en lo importante y menos en lo urgente. Claro que en la vida existen imprevistos que obligan a trabajar con urgencia, pero esto no debería ser lo habitual. Lo recomendable no es picar aquí y allá… He conocido a directivos-veleta, que su corta visión estratégica, no les permite ver más allá del día a día. También existen organizaciones “urgentes” que cuando entras por la puerta de la oficina te contagian las prisas. Mal asunto este…
¿A que ya te lo sabias todo? No hay nada nuevo, pero aún seguimos estancados. A mí me encanta que me repitan las cosas que se y que no cumplo. Es la única manera de que algún día, por aburrimiento, consiga llegar a la meta.
Hay empresas que han intentado introducir políticas para mejorar la calidad de vida profesional de sus empleados, pero no han obtenido los resultados esperados. Puede haber razones de toda índole, pero estas no deberían ser un obstáculo para intentarlo de nuevo. Me permito hacer algunas sugerencias para los que todavía están en el camino…
♦ Desarrollar una cultura de conciliación (comprometida y eficiente). Es crítico. Una cultura no la define solo la Alta Dirección, también son protagonistas, en primera línea, los empleados. Si no contamos con ellos, será imposible introducir una filosofía “conciliadora”, una nueva forma de vivir más equilibrada.
¿Qué es cultura corporativa? Según Edgar Henry Schein es el patrón de premisas básicas que un determinado grupo inventó, descubrió o desarrolló en el proceso de aprender a resolver sus problemas de adaptación externa y de integración interna y que funcionaron suficientemente bien a punto de ser consideradas válidas y, por ende, de ser enseñadas a nuevos miembros del grupo como la manera correcta de percibir, pensar y sentir en relación a estos problemas.
♦ Introducir en el sistema de evaluación un objetivo de “conciliación”. Cómo es de sobra conocido, la evaluación del desempeño es una de las herramientas indispensables para la correcta aplicación de un Plan de Desarrollo. Es necesario comunicar a la gente no solo lo que está haciendo bien sino también lo que debe mejorar. Previamente habrá que establecer unos objetivos concretos para un periodo de tiempo determinado de los que, al menos, uno estará referido a la “Conciliación” o “Calidad de Vida Profesional”. La medición, para una persona que dirige un equipo, deberá ser hecha mediante la consulta a sus colaboradores sobre el grado de consecución del mencionado objetivo. Esto exige madurez en la organización.
♦ No convocar ninguna reunión a partir de las 17:00 horas. La Alta Dirección de la Compañía, que debe estar absolutamente comprometida con la filosofía “Conciliadora”, será la responsable de introducir determinadas normas que faciliten la consecución de un estilo de vida profesional responsable, flexible y dinámico. Los horarios son más importantes de lo que a primera vista pueden parecer, por eso es conveniente “desautorizar” las reuniones a partir de las 17.00 para facilitar a cada empleado la organización de su propia vida personal. ¿Para que enviamos a la gente a un curso de “Gestión del Tiempo”?
♦ Reuniones eficaces y eficientes. Todo directivo eficaz sabe que las reuniones, o son productivas o son un completo desastre. A lo largo de mi vida profesional he podido comprobar la cantidad de horas perdidas en comités inútiles. Había la sensación de que si no asistías a un número determinado de reuniones, no eras una persona importante. Una organización cuyo objetivo es mejorar la calidad de vida de los que trabajan en ella, debería reducir el número de reuniones de forma drástica. Con ello se liberaría un tiempo precioso para dedicarlo a otras tareas que generen resultados tangibles.
♦ Racionalizar el uso del teléfono y el e-mail. Conozco alguna compañía que ya ha desarrollado determinados protocolos para el correcto uso del correo electrónico. Las más innovadoras han introducido el “Cheque-Mail”, que sirve para racionalizar el tráfico de correspondencia que circula a diario por la organización. ¿En qué consiste? En función del Departamento y la responsabilidad, se asigna un número determinado de correos a cada persona. Una vez consumidos estos, el responsable de TIC corta el acceso al mismo. Los textos deben ser cortos, con lista de distribución restringida, sin documentos adjuntos, sin agresividad y no tratando de eludir responsabilidades… Si es posible, el mensaje principal debería estar muy claro en el apartado “Asunto”.
♦ Orientar la compañía hacia el resultado y no hacia la tarea. La crisis ha puesto las pilas a muchas organizaciones, pero todavía existen algunas que mantienen una cultura “presentista”. Son empresas que valoran más las tareas que los resultados. Hay que hacer muchas cosas aunque la mayoría no sirvan para nada. No hay nada tan inútil como hacer eficientemente lo que no se debería hacer. Cuando hay orientación a resultados, la gente se transforma y se gana tiempo, un tiempo que se puede dedicar a otras actividades no laborales.
♦ Mejorar los sistemas de planificación, organización y autocontrol. Es difícil alcanzar lo que no se puede medir. La compañía tiene que desarrollar una filosofa de autocontrol donde los empleados organicen su trabajo en función de sus prioridades. Ahora no es época de control, es época de autonomía responsable. Cuanto más se delega más se involucra uno en el trabajo. Están de moda los “movimientos slow”, que inducen a la gente a trabajar con más lentitud sin reducir la eficacia ni la eficiencia.
♦ No interrumpir el trabajo de los demás innecesariamente. Recientemente, en uno de mis últimos post, decía que en las empresas japonesas, nadie interrumpe a una persona que está sentada en silencio. Se da por hecho que esta persona está pensando. Sin embargo, cuando la persona está en pie y en movimiento, los colegas, colaboradores, jefe se sienten en libertad de interrumpir. En nuestras organizaciones ocurre lo contrario, pensamos que una persona que está sentada en silencio no está haciendo nada importante, solo descansando. Es muy necesario respetar el silencio y la concentración delos que trabajan conmigo. El resultado será más tiempo disponible.
♦ Respetar la libertad individual en el cumplimiento de horarios. Si la dirección de la empresa se ha comprometido a implantar una filosofía “sana” no debería impedir que los empleados organicen su trabajo de forma personal. Cuando alguien a las cinco de la tarde nos diga “Adiós, hasta mañana”, no debería sorprendernos. Al contrario, tendría que ser un síntoma de madurez organizacional. Nadie sería tan inconsciente de reducir tiempo sin alcanzar resultados. De cualquier forma para los insensatos existe una palabra mágica: Despido.
♦ Trabajar más en lo importante y menos en lo urgente. Claro que en la vida existen imprevistos que obligan a trabajar con urgencia, pero esto no debería ser lo habitual. Lo recomendable no es picar aquí y allá… He conocido a directivos-veleta, que su corta visión estratégica, no les permite ver más allá del día a día. También existen organizaciones “urgentes” que cuando entras por la puerta de la oficina te contagian las prisas. Mal asunto este…
¿A que ya te lo sabias todo? No hay nada nuevo, pero aún seguimos estancados. A mí me encanta que me repitan las cosas que se y que no cumplo. Es la única manera de que algún día, por aburrimiento, consiga llegar a la meta.
martes, 18 de marzo de 2014
lunes, 17 de marzo de 2014
domingo, 16 de marzo de 2014
viernes, 14 de marzo de 2014
Por qué practico windsurf y qué tiene que ver con mi desarrollo personal
El verano del 92 supuso para mi la primera vez que trabajaba fuera de casa más de 4 meses seguidos. Un trabajo como monitor de tiempo libre me dio la oportunidad de participar en un campamento deportivo enfocado a las actividades náuticas.
En aquel verano conocí el windsurf y al tiempo que organizaba las actividades de tiempo libre para los acampados, aprendía windsurf como uno mas. Ahí quedó todo mi contacto con el windsurf hasta que....
Mi incompatibilidad con estar vuelta y vuelta en la arena ocasionó que hace 4 años, cuando decidimos ir de vacaciones a Lanzarote, buscásemos una playa con alguna actividad alternativa al puro hamaqueo veraniego. Fue entonces cuando reapareció el windsurf en mi vida.
HAZ COMO SI
Con 39 años el reencuentro fue duro. Dos horas de windsurf casi me hacen vomitar flotando tumbado en la tabla (una de las sensaciones más desagradables que he vivido en mi vida solo comparable a una colonoscopia).
La causa de esta terrible experiencia fue mi teoría personal del "Haz como si":
- Haz como sí supieras hacer windsurf......
- Haz como si conocieses las corrientes de la zona....
- Haz como sí estuvieras en forma.......
Aquel día aprendí dos cosas;
- La motivación tiene unas limitaciones físicas (en este caso mi exceso de peso y mi falta de ejercicio)
- A pesar de todo, el efecto del "Haz como si" funciona. Aquel día, después de 29 años, me reenganchė con el windsurf y hasta pude hacer unos buenos largos.
"Haz como si supieras y estarás mas cerca de encontrar qué es lo que no sabes."
CAER Y LEVANTARSE
El windsurf se resume en eso, en practicar cualquier maniobra nueva y verte en el agua como si fuera la primera vez que te subes a una tabla. Para mi, esto es una metáfora de la vida y cuando algo me sale mal pienso en este símil, lo que me ayuda a tener la certeza de que
"Si nunca te caes nunca aprenderás. Con cada caída encontrarás un nuevo aprendizaje."
PREPÁRATE PARA LA ACCIÓN
Conozco pocos deportes ( que seguro que los hay) que requieran tanta parafernalia como el windsurf. En mi caso, casi se tiene que dar una conjunción astral para poder practicarlo:
- Tener tiempo. Es decir, un día normal de semana es impensable.
- Que haya viento. Tener muy vigilada la meteorología.
- Que el mar no estė muy soliviantado....hombre y si puede ser que haya marea alta para no encallar con ninguna roca puñetera.
- Adecuar el equipo que vayas a usar al viento que posiblemente te encuentres.......
"Una buena planificación te predispone para afrontar con mas garantías la acción que emprendas"
Hay una maniobra, se llama Waterstart, que consiste en estar con el cuerpo semisumergido en el agua y que la propia fuerza del viento te levante y te ponga de pié en la tabla. Es una de las maniobras mas difíciles y que todavía no domino. Este año me he propuesto aprenderla para realizarla con soltura.
"Cuando estés en el fondo hay que saber salir, aprovechando las circunstancias que tengas alrededor"
AGUANTAR LA VELA ENCIMA
Una de las primeras lecciones de seguridad que aprendemos es que si te "caes al agua" y te "cae la vela encima", tendrás la vela encima de la cabeza y te hundirá no dejándote salir a flote. Es muy importante "dominar el pánico", decidirse por una dirección y no abandonarla hasta conseguir salir por un lateral de la vela y poder respirar de nuevo. Si dudas y cambias de dirección durante el escape, lo mas probable es que acabes debajo de la vela en una situación complicada.
"En una situación de crisis detente, piensa, no pierdas los nervios y actúa"
SER DIFERENTE.
Me gusta el Windsurf por la sensación de unicidad que me proporciona. Cuando estoy en medio del agua solo estoy yo, el viento, la vela y las olas.
Eso es auténtico y no está tan mercantilizado como el futbol u otros deportes que vemos hasta en la sopa.
"Se auténtico, tu mismo te lo agradecerás"
Ahora ya sabéis porque practico Windsurf.
¡¡¡NOS VEMOS EN EL AGUA¡¡¡
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