sábado, 2 de febrero de 2013

3 Razones Por Las Que Los Niños Son Más Felices Que Tu



Muchos son los que recuerdan con añoranza los momentos felices de infancia, los juegos con otros niños, la diversión y la carencia de preocupaciones y obligaciones propias de los adultos.Los niños tienen muchas maneras de asegurarse la felicidad, sin ser realmente conscientes o explicarse cómo lo hacen. Simplemente, buscan la forma de estar bien todo el tiempo. En este artículo veremos cómo entender tres factores que determinan ese comportamiento beneficioso, y qué podemos hacer para aplicarlo en nuestras vidas.

1) Sin excusas

Un niño no pone excusas para sentirse bien. No demora el momento de sentirse bien hasta que haya completado un trabajo o llevado a cabo sus obligaciones. Un niño se siente bien mientras las hace, y disfruta del momento.
A menudo, los adultos encontramos todo tipo de excusas para explicarnos por qué no podemos ser felices o pasarlo bien. Un buen ejemplo de ello, es cómo esperamos la hora de salir del trabajo, deseando que las horas laborales pasen más rápidamente para poder “liberarnos” de momentos que no queremos tener. Me entristece escuchar a la gente lamentar que sus vacaciones están a punto de terminar, y comentan: “ya se ha acabado lo bueno”.
Para un niño, lo bueno sucede constantemente. Puede que disfrute más de las horas de recreo en el colegio que de las clases, pero incluso en las clases me recuerdo a mí mismo buscando razones para reír y pasarlo bien con los compañeros, en lugar de sufrir cada minuto en espera de que suene la campana de fin de jornada. ¿No es mucho más constructivo intentar disfrutar de esos momentos?
Busca excusas para sentirte bien, no las pongas para bloquear tu bienestar. De otro modo, es probable que pases el tiempo esperando a que “llegue el momento” de poder estar bien, y compruebes que ese momento se aplaza constantemente para atender a las excusas que demoran el bienestar.
Dime, ahora mismo, ¿qué puedes encontrar a tu alrededor para sonreír? ¿Qué puedes encontrar para reír a carcajadas? Un niño lo encontraría rápido, ¿por qué tu no puedes?

2) Inmediatez
Un niño no se plantea que mañana tenga que madrugar, disfruta del momento en el que vive. La pregunta que siempre ronda su mente es: “¿y ahora a qué jugamos?”. Busca en cada momento una nueva manera de sentirse bien.
Hace poco paseaba por un parque y reparé en unos grandes toboganes en compleja estructura intrincada. Recordé la sensación que tenía de niño, y el impulso de lanzarme a jugar tirándome en ellos brotó de mi corazón, alegre y desenfadado. Eso me inspiró para escribir este pequeño artículo, recordándome lo importante que es aprovechar lo que tienes a tu disposición en cada momento.
Los adultos estamos obcecados en lo que “debemos hacer” y pasamos por alto lo que ahora mismo se nos presenta. Si mañana tenemos que madrugar mucho, tendemos a estar más nerviosos y disfrutar menos de la noche, pensando en que deberemos acostarnos pronto para poder descansar y atender a nuestras obligaciones, así que si la película que estamos viendo se alarga demasiado, estaremos deseosos de que acabe para poder pasar a lo realmente “importante”, que es descansar bien y madrugar al dia siguiente.
Esto puede convertirse en un problema constante, y como escribí hace poco en “como superar cualquier problema”, los problemas en realidad no existen. Disfruta de lo que ahora acontece, sin descuidar tus responsabilidades, pero sin vivir constantemente preocupado por lo que aún faltan horas (o días, o semanas) para que suceda y tengas que prestarle atención.
Dime, y ahora… ¿a qué quieres jugar?

3) Curiosidad
Los niños exploran el universo con enorme curiosidad. Si ven algo que no conocen, se acercan con intención de tocarlo, conocerlo y si es posible, jugar con ello. Si ven un parque, quieren montar en cada columpio, atracción o piedra de forma curiosa que deje que su imaginación vuele.
Cada experiencia es un regalo en la infancia, una oportunidad para explorar nuevas sensaciones y disfrutar de ello. Lamentablemente, a medida que nos hacemos mayores tendemos a “olvidar” lo importantes que son las experiencias, así que andamos por el mundo insensibles a la mayor parte de acontecimientos que nos rodean.
Cuando vas a trabajar o llegas tarde a una reunión, este fenómeno se acentúa. Prestas poca atención a lo que te rodea, tiene que suceder algo realmente imprevisto o sorprendente para que tu atención se desvíe y aprecie lo que la experiencia te brinda. No deja de ser un fenómeno curioso que tengamos a nuestro alrededor un mundo tan complejo y detallado, con millones de seres vivos coexistiendo en él, cientos de experiencias tecnológicas invadiendo nuestras vidas, y seamos tan poco dados a apreciar esa complejidad.
Los niños se acercan a las piedras, a las hojas y ramas que ven en el suelo. Las tocan y aprecian su textura, su olor. Agitan las ramas y las convierten en varitas mágicas o en cualquier otro objeto propio de algún juego que acaben de inventar. Curiosidad e invención van de la mano, ellos crean su mundo voluntariamente, participan en él activamente, se lanzan a probar y descubrir nuevas cosas.
¿No sería fantástico poder vivir un poco más a su manera? Salir a la calle y contemplar durante unos segundos toda la actividad que se desarrolla. Apreciar la gestualidad del conductor del autobús, buscar conscientemente la sonrisa del kioskero, disfrutar de la rica cotidianidad que nos envuelve en cada momento.
Juega con el mundo, experimenta, aprende y disfruta. Los niños lo hacen constantemente, buscando su propio regocijo en ello, y nosotros podemos hacerlo también, aunque busquemos razones constantemente para decirnos a nosotros mismos que no es posible. Quizá serás feliz cuando tu pareja te comprenda, o cuando las cosas sean menos estresantes en el trabajo, o cuando superes cualquier trauma del pasado. Mientras esperas a que todo eso se alinee, millones de niños en el mundo otean a su alrededor en busca de algo para divertirse y pasarlo bien.
En ese sentido, los niños te llevan mucha ventaja en el arte de la felicidad. Pero eso… puede cambiar.
Daniel Mesa se dedica a conocerse a sí mismo y a compartir ese conocimiento con los que le rodean enhttp://www.desarrollopersonalinteligente.com

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