miércoles, 25 de diciembre de 2013

Como tomar decisiones: 7 consejos para pasar a la acción

Como tomar decisiones es lo más importante que existe en la vida. Decidir nos cuesta, pero decidir es necesario. ¿Alguna vez te fijaste unos objetivos que querías lograr en la vida, y luego pensaste “Cómo haré para alcanzar todo esto?”. ¿O quizás se te cruzó una buena oportunidad en tu vida y la tuviste que ver pasar simplemente porque estabas a tope de trabajo? Lamentablemente es así. La vida es una correntada de opciones y posibilidades, y a veces se hace difícil dejarlas ir. ¿Deberías comprometerte con ellas? ¿O quizás lo que te hace falta es revisar tu planificación estratégica personal?
Hoy vamos a repasar una lista de 7 consejos para ayudarte a acercarte a tus sueños, o lo que es lo mismo, como tomar decisiones y transformarlas en actos.

1. Encuentra una forma de trabajar que te dé el tiempo que necesitas

Aparte de dormir, tu vida laboral es la que más horas de tu vida se lleva. Entonces tiene lógica que los mayores ahorros, tanto en tiempo como en productividad, podrán obtenerse de la forma y el lugar en que trabajas. Ten muy claro que no es lo mismo ser empleado que ser empleado con teletrabajo 3 dias a la semana, tampoco es lo mismo ser autónomo/autoempleado o ser emprendedor.
Cuando trabajas para ti mismo, tienes dominio absoluto sobre tus horas, puedes resolver cómo repartirlas, y a qué tarea asignarle los momentos en que te conviertes en un torbellino de productividad. Eso sí: si consigues ganarte un sueldo para vivir.
Si eres empleado, tendrás que asumir que todos tenemos un jefe y que no tienes un dominio completo de tus horas de trabajo: email, reuniones, tareas instrascendentes pueden llegar a destrozar la motivación de los más fuertes. El lado bueno – y créeme que esto no es un detalle – es que tienes seguridad y sueldo.
Si percibes que tu trabajo actual no te permitirá alcanzar los objetivos que te has marcado, entonces quizás deberías tomar decisiones tipo:
  • Trabajar a tiempo parcial: negocias menos horas en tu trabajo actual, son más horas para tu proyecto personal. También es menos sueldo
  • Teletrabajar: si bien negociando, no conlleva rebaja en sueldo. El aumento en productividad debería repartirse entre la empresa y el individuo. Quizás no te bastarán las 2/3 horas diarias recuperadas de esta forma, pero por algo hay que empezar
  • Cambiar de Trabajo: Puede que existan otros puestos de trabajo más cercano a tus objetivos existenciales, y que merezca la pena pasar por una etapa de 2/3 años antes de lanzarse en tu proyecto personal. No hay prisas, solo importa marcar el rumbo y andar cada día en tu camino de vida
  • Montar tu negocio: Si ya lo tienes claro, pues lanzate. Así de simple!

2. ¡Planificar, planificar, planificar!

Si pretendes darle un uso más efectivo a tus horas, entonces necesitas planificar. Si, ya sé que todos decimos lo mismo, pero no está demás. Sin un plan, e intentando hacer lo más que puedas, terminarás atacado de estrés.
No te compliques tampoco. La mejor planificación puede ir desde una lista diaria de cosas para hacer, hasta un plan de negocios sencillo, un sistema de productividad personal, o miles de otras formas. Sólo escoge tus herramientas y ponlas en marcha.
En mi caso, siempre tengo cerca mío un cuaderno y un bolígrafo para anotar todo lo que debo hacer en el día. Por lo general se extiende sobre dos hojas A4 porque soy de los que les gusta hacer muchas tareas a la vez. También ando por todos lados con mi cuaderno y bolígrafo. Una vez a la semana dedico un par de horas a anotar ideas, objetivos, planificaciones y listas de tareas en ese cuaderno: lo que está por venir, cómo incrementar mis visitas en el blog, listas de posibles colaboraciones en la blogosfera, ideas para escribir algún artículo, libros y blogs a leer.
Como consecuencia, cuando estoy sentado frente al ordenador todo mi tiempo se dedica pura y exclusivamente a la ejecución de tareas. Planificar es bueno porque te fuerza sobre como tomar decisiones; aunque sean micro-decisiones, son decisiones y se transforman en actos, ¡acto seguido!

3. Todo tiene fin: actúa ahora

¿Si sólo tuvieras un año para lograr los objetivos que te has marcado, estarías de acuerdo con la forma en que estás invirtiendo tu tiempo en la actualidad? Lo más probable es que la respuesta a esta pregunta sea negativa. En este caso tienes que revisar tus prioridades, o lo que viene a ser lo mismo los criterios elegidos para tomar decisiones.
Ponerte una fecha liímite tiene la ventaja de dar prioridad rápidamente a las cosas fundamentales, y también poner a la luz las cosas menos importantes. El gran enemigo de nuestra productividad son las tareas triviales y las cosas inútiles que nos interrumpen cuando estamos embalados con algo importante. Distracciones, correos electrónicos innecesarios, tareas de baja productividad, son todos ejemplos de pérdidas de tiempo. Corta con estas cosas y tendrás mucho más tiempo para tus asuntos importantes.
La fecha límite más absoluta que tenemos, naturalmente es nuestra muerte. Tener presente que pronto estaré en otra vida ha sido la herramienta más importante que encontré para ayudarme a tomar las grandes decisiones de mi vida. Porque prácticamente todas estas cosas –las expectativas externas, el orgullo, el miedo al fracaso- quedarán barridas frente a la muerte, dejando lugar sólo para las cosas realmente importantes.

4. Esfuérzate, pero no te sobrecargues

Por un lado, no lograrás hacer mucho si no te propones hacer mucho. Pero para cada persona es diferente, la cantidad de tareas, proyectos y cosas que puedan mantener en sus cabezas. Por tanto es clave que determines el volumen ideal que te resulte manejable, y no cometas el error de sobrecargarte con demasiadas cosas:
  • Un poco de estrés hará aflorar tus capacidades. Seguramente recordarás alguna ocasión en la que tuviste que dar un discurso o correr una carrera, debiste pasar por algo de estrés positivo, que te ayuda a superarte.
  • Pero si te pasas, entonces entrarás en otra clase de estrés, más negativo y destructivo, y en este punto los efectos de la ansiedad se vuelven un estorbo y tu productividad comienza a caer.
No es tan fácil lograr el equilibrio, y de hecho muchas veces me doy cuenta de que estoy a tope de trabajo y me ataca el estrés malo. Cuando esto sucede, mejor conviene parar la pelota, mirar el escenario y cancelar o frenar un par de proyectos. Acomodar la presión y luego subir nuevamente al grado adecuado de demanda y de dificultad. Otra vez se trata de cómo tomar decisiones de forma continuada y no perder de vista que la constancia vale muchísimo más que la velocidad.

5. Trabaja en equipo, delega, externaliza ¡No pretendas hacer todo tú!

Una sola persona, y sin importar qué capacidad tiene, qué motivación o qué productividad, sólo puede generar una cantidad fija de trabajo. Si realmente deseas hacer mucho, entonces necesitarás más gente contigo. Trabajar con otras personas incrementa la cantidad de recursos, tanto en el tiempo como en las habilidades que tendrás a disposición. Te ayudarán a lograr muchísimo más.
Desde luego que no es sencillo hacerlo, y seguramente encontrarás dificultades que tendrás que sortear. Estas son sólo algunas:
  • Debes asumir que no puedes hacerlo todo tú. Sé que a veces no es sencillo delegar las cosas, y muchas veces uno se resiste a planificar junto a otros. Le pasa sobre todo a la gente que es muy perfeccionista. Me sucede a veces que tengo que forzar mi cabeza diciéndome: “No puedo hacer esto, es físicamente imposible estar en todos lados, haciendo de todo”. Entonces nuestra opción será, hacer de todo y tener todo bajo mi tutela, o bien buscar ayuda y alcanzar mis objetivos.
  • Tienes que aceptar que las demás personas tal vez no hagan las cosas como tú las harías. Quizás ésta sea la barrera más grande para buscar asistencia. Sabes que puedes hacer determinada tarea de una forma, pero lo cierto es que cuando se la encomiendes a otro éste la hará de la suya. Acéptalo y te darás cuenta de que estarás abierto a que las cosas se hagan tal vez mucho mejor que lo que tú las habría hecho. Y aún si no es tan buena, seguramente es un pequeño sacrificio que visto en perspectiva habrá valido la pena.
  • Date cuenta de que el trabajo compartido tiene que beneficiar a todos los que participan. Las demás personas no son tus herramientas para alcanzar tus objetivos. No puedes simplemente usar a otras personas para cumplimentar tu agenda sin ponerte a pensar en ellos. Si estás armando un equipo, deberás estar atento a cómo hacer para que todos ganen. Y si estás empleando gente, tienes que asegurarte de que valga la pena trabajar para ti.
  • Ten presente que debes ser sistemático para hacerlo funcionar, porque de otro modo sólo crecerá tu desorganización. Trabajar con otros no es una fórmula mágica para incrementar tu productividad. Si no estás listo para ello, sumar más gente a tu esfuerzo puede llegar a tener justamente el efecto opuesto: demorarte. Entonces no dejes de tener en cuenta que debes ser sistemático para que cada uno sepa bien cuál es su tarea, y así trabajar todos de forma eficiente y productiva.

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