miércoles, 26 de marzo de 2014

EL DESPIDO INTERIOR

Por Isabel Soria del Río (@Isabelsoriar)

De un tiempo a esta parte hablando con amigos y colegas de profesión, he sentido y notado mucho desánimo laboral. Será por la situación económica, será porque lo único que nos importa ahora es conservar nuestro puesto de trabajo (Ver el post “Impacto de la crisis en la motivación laboral y el compromiso de los empleados españoles”), que muchas personas, a pesar de su insatisfacción laboral, permanecen en un puesto de trabajo que no les satisface, a pesar de que esto les hace daño.



Todo lo que escucho y veo, me recuerda cada vez más a un libro buenísimo que leí hace tiempo y que creo que merece la pena recordar y compartir. El libro en cuestión se llama El despido interior y está escrito por Lotfi El-Ghandouri (Ed. Alierta, 2007)

¿Qué es el despido interior?
Quedarse un rato más en la cama para retrasar la hora de llegada a la oficina, sentarse frente al ordenador surfeando haciendo que trabajas, enfrentarnos a cada jornada laboral como a un sacrificio sin solución…

El despido interior es ese proceso paulatino de abandono, dejadez, indiferencia… que uno va sintiendo hacia su trabajo. Casi todos, cuando empezamos una nueva actividad profesional, estamos ilusionados. Con el paso del tiempo esa ilusión puede ir desapareciendo y, poco a poco, sin darnos cuenta, caemos en la rutina y nos dejamos llevar por la desgana. Algunos reaccionan a tiempo, otros se convierten en zombis en el trabajo.

El despido interior es el resultado final de un largo y complejo proceso de vivencias negativas en el trabajo. El trabajador se distancia de sus funciones. En silencio y sin llamar la atención, pasando inadvertido, evitando conflictos…


¿Cómo llega un trabajador al despido interior?
El despido interior es un proceso semejante al de la bajada de una escalera. Se necesitan pocos pasos para pasar del escalón a otro. En este caso, para pasar del escalón de la “entrega”, al escalón de la “resignación”. Cada escalón tiene su propia duración, depende de la persona.

En cada escalón el trabajador se pone a prueba, se enfrenta a conflictos internos producidos por la insatisfacción que siente cada vez que sus expectativas no se ven cumplidas. El resultado de la gestión de estos conflictos, puede generar una satisfacción temporal, que le mantiene en el escalón más alto o, por el contrario, le hace vivir una decepción temporal que aumenta a la vez que le lleva a un escalón más bajo. Desde el primer conflicto hasta el último, el GAP entre lo que se espera y lo que se recibe es cada vez es más grande.

LAS FASES DEL DESPIDO INTERIOR


1. La entrega
Esta etapa suele coincidir con la llegada a un nuevo trabajo. La persona llega cargada de ilusión y con ganas de demostrar lo que vale.

Con el tiempo surgen a los primeros desacuerdos, los primeros malentendidos, los primeros conflictos con la organización, el jefe, los compañeros… Si el trabajador no consigue solucionar estos conflictos, poco a poco empieza a acumular infelicidad y frustración. Esta frustración afecta y sin darse casi cuenta, comienza a pasar del escalón de “la entrega” al escalón del “compromiso”.

2. El compromiso
En esta fase el trabajador se limita a cumplir con lo que tiene que hacer. Piensa que su valor añadido añadido, ese plus que daba, no ha sido valorado por su jefe, por la organización, por los compañeros.

La organización no se da cuenta de que ha disminuido su nivel de entrega porque sigue cumpliendo con sus expectativas, pero no va más allá. La diferencia está en que trabaja solo para cumplir con sus objetivos, no intenta explorar nuevos caminos.

En el día a día, siguen surgiendo conflictos y sigue enfrentándose a ellos. Si todo se resuelve, vuelve escalón superior, el de la entrega, pero si el conflicto no se resuelve y siente que no se cumplen sus expectativas, sigue acumulando infelicidad y frustración. El grado de decepción le lleva al siguiente escalón : La participación.

3. La participación
En este nivel el trabajador ha caído en la rutina. Ya no es ni pro-activo ni participativo. Además, a diferencia del nivel anterior, la empresa ya es consciente de que ha llegado a este punto y los conflictos entre las partes se acentúan. Ya no se cumplen ni las expectativas del empleado, ni las de la empresa. Es un punto de inflexión que puede llevar directamente al despido interior o, por el contrario, a restablecer las relaciones y la confianza mutua. En esta situación las opciones son las siguientes:
  • Las partes deciden llegar a un acuerdo que impulse y renueve la confianza y la entrega mutua.
  • La empresa despide al empleado.
  • El empleado decide marchar
  • Ya que no es despedido, el trabajador no hace ningún esfuerzo para cambiar su situación profesional y opta por sumergirse más y más en un proceso de ”despido interior”.

4. La retirada
En esta etapa el trabajador se retira y se rebela contra la organización. Se convierte en victima de la situación. Está convencido de que la culpa de su infelicidad es de la organización. Se vuelve un rebelde pasivo. En lugar de enfrentar la situación, se enfrenta al jefe o busca otras salidas tanto dentro como fuera de la organización.

Si el empleado no hace nada para mejorar la situación, seguirá bajando escalones y pasará al siguiente: la resignación.

5. La resignación
Es la etapa de la desilusión, el trabajador piensa que no puede hacer nada para cambiar la situación. Se rinde y aplica la máxima de “más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer”. Es pasivo, se ha convertido en un zombi en el trabajo. Acepta ajustarse a la situación aunque signifique ir en contra de sus principios y valores profesionales, pierde confianza en si mismo, tira la toalla y piensa que no vale la pena luchar.

El escalón de la resignación puede convertirse en una línea sin fin, un punto muerto, en un estado de coma. Este estado puede llevar a la depresión o puede reanimar al trabajador y hacerlo volver a la superficie.
¿Cuáles son los detonantes del proceso de despido interior?

Los detonantes pueden ser tanto internos como externos. Son todos los que despiertan sentimientos negativos cuando las situaciones a las que el empleado se enfrenta no cubren sus necesidades universales de realización, reconocimiento y contribución.

El equilibrio entre las necesidades de realización, reconocimiento y contribución, favorecen el desarrollo de una vida emocionalmente sana y aseguran la máxima entrega. Cuando no existe un equilibrio entre estos tres ejes, se activa el despido interior.

Los detonantes externos influyen en las personas y en sus relaciones. Los detonantes pueden provenir del entorno organizacional, de la propia organización y de la sociedad.
¿Tiene solución? ¿Es un proceso reversible?

Si, es un proceso complicado, pero reversible. El primer y más importante paso para salir del despido interior consiste en que la persona sienta que quiere mejorar y luche por ello.

Muchos expertos afirman que sólo se puede salir del proceso con la ayuda de un profesional. Lo cierto es que cuanto más lejos se haya llegado llegado en el proceso de despido interior, más ayuda de todo tipo se necesitará.

El camino de vuelta no pasa por soluciones o recetas “mágicas”. Consiste más bien en pequeños gestos cotidianos que ayudan a realizar cambios a nivel de pensamiento y de comportamiento.

Algunos de estos pequeños gestos son:
  • Conectar de nuevo con los sueños.
  • Volver a vivir de acuerdo a los valores profesionales.
  • Compromiso con uno mismo.
  • Fuerza de voluntad y disciplina.
  • Romper y salir de la zona de confort.
  • Activar la memoria de logros y desactivar la memoria de fracasos.
  • Desarrollar la capacidad para gestionar la adversidad. Hacer frente a la realidad tal y como es.
No importa en que tramo de la escalera esté la persona, tiene solución. Solo hay que tener mucha voluntad para pegar un golpe de timón.

Superar las consecuencias del despido interior hace más fuerte a la persona. Saber que ha superado muchas adversidades impulsa a seguir haciéndolo.

Podemos conseguirlo, podemos cambiar nuestra vida, podemos marcar una diferencia. Solamente hay que quererlo de todo corazón y confiar en nosotros mismos teniendo fe en nuestras habilidades.

Información recopilada por Isabel Soria del Río para el blog de Inspiring Benefits