sábado, 21 de junio de 2014

LOS 5 TRATAMIENTOS PSIQUIÁTRICOS MAS RAROS DE LA HISTORIA

La Psicología y la Psiquiatría son ciencias relativamente recientes que han evolucionado fundamentalmente en las últimas décadas. Antes de que se impusiese el férreo código ético que hoy conocemos, los médicos podían investigar con sus pacientes y en algunos casos las consecuencias de sus experimentos no eran precisamente felices. 

1. Terapia de choque con insulina. Todo comenzó en 1927, cuando un neurólogo y psiquiatra austriaco llamado Manfred Sakel cometió una negligencia médica al aplicar una dosis de insulina mayor de la recomendada en un paciente diabético que también padecía una psicosis. Este entró en coma y al salir de ese estado, el médico pudo comprobar una mejoría notable de sus facultades mentales.

Ni corto ni perezoso, comenzó a aplicar este tratamiento a otros pacientes, sobre todo a los que habían sido diagnosticados con esquizofrenia. Lo normal era aplicar las inyecciones durante seis días a la semana, por un periodo de dos meses. La dosis diaria de insulina se aumentaba gradualmente hasta que se provocaba el coma, en ese punto comenzaban a disminuirse.

Después de haber provocado entre 50 y 60 comas, si el médico consideraba que el paciente había alcanzado los máximos beneficios, se daba por terminado el tratamiento, que duraba dos años, como promedio.

Sakel afirmaba que el índice de éxito del tratamiento oscilaba entre el 80 y el 90% por lo que muy pronto se extendió a otras clínicas en el mundo pero más tarde los médicos comenzaron a cuestionarse la seguridad del tratamiento ya que a menudo provocaba convulsiones y daños cerebrales irreversibles. Además, tenía un índice de mortalidad del 4,9% y la mejoría que reportaba era temporal. De esta manera, la terapia de choque con insulina cayó en desuso.

2. Trepanación. Se trataba de un procedimiento quirúrgico muy antiguo que se utilizaba fundamentalmente en rituales religiosos con el objetivo de liberar a la persona de los demonios que llevaba dentro y que eran los responsables de los ataques de epilepsia, las migrañas y las enfermedades mentales. En algunas ocasiones, la persona conservaba el hueso trepanado como un amuleto para mantener alejados los espíritus malignos.

Sin embargo, la trepanación no era una técnica propia de la prehistoria, se practicó durante la Edad Media y el Renacimiento. Se piensa que en esa época la tasa de supervivencia era bastante alta y el riesgo de infecciones muy bajo. De hecho, según datos arqueológicos, las trepanaciones eran un procedimiento bastante frecuente, sobre todo entre las clases más pudientes. 

¿Se trataba de un procedimiento eficaz? 

Los científicos aún no han logrado ponerse de acuerdo para responder a esta pregunta pero algunos apuntan que la trepanación incrementa el volumen sanguíneo cerebral y, por lo tanto, mejora el metabolismo cerebral, tal y como podrían hacerlo hoy los vasodilatadores cerebrales. No obstante, sin duda, no es un procedimiento adecuado para tratar las enfermedades psiquiátricas, aunque recientemente, en Utah, dos hombres fueron condenados por practicarle una trepanación a una mujer con el objetivo de tratar la depresión y el síndrome de fatiga crónica.

3. Lobotomía. Se trata de una pequeña incisión mediante la cual se separa la zona prefrontal del resto del cerebro en aras de que las personas que se muestran inquietas y violentas sean más dóciles. La técnica fue creada en 1935 por el psiquiatra y neurocirujano portugués Antonio Egas Moniz y también le valió un premio Nobel en el año 1949. Como sus resultados fueron tan prometedores, la lobotomía comenzó a ser utilizada en varios lugares con el objetivo de contener la psicosis y todos aquellos trastornos que implicasen un comportamiento violento.

El verdadero problema comenzó cuando la lobotomía empezó a utilizarse para tratar los comportamientos indeseables, incluso en los niños y adolescentes rebeldes. A muchas personas ni siquiera se les informaba que se les iba a practicar este procedimiento, incluso si el mismo provocaba graves cambios en la personalidad y a menudo afectaba la independencia y autonomía del paciente. Entre los muchos efectos que tenía la lobotomía, se encontraba una disminución de la cognición, una reducción de la iniciativa y un marcado desapego. Es como si a la persona le hubiesen arrancado sus emociones y voluntad.

Se estima que entre los años 1940 y 1950 se practicaron casi 20.000 lobotomías en Estados Unidos y a nivel mundial, unas 50.000. Afortunadamente, con la introducción de los antipsicóticos este procedimiento fue desapareciendo. Algunos de los casos más famosos que fueron sometidos a una lobotomía fueron: Rosemary Kennedy, la hermana del presidente Kennedy, que quedó permanentemente discapacitada, la hermana del escritor Tennessee Williams y el violinista Josef Hassid y la pintora Sigrid Hjertén, quienes murieron después de haberse sometido a la operación.

4. Mesmerismo. Este tratamiento debe su nombre al médico austriaco Franz Anton Mesmer, quien comenzó a utilizar los imanes para aliviar la enfermedad mental. La idea del “magnetismo animal” comenzó a gestarse cuando fue testigo de una cura extraordinaria de una paciente a la que se le habían aplicado imanes por todo el cuerpo. 

La idea en sí provenía de Maximilian Hell, director del Observatorio Astronómico de Viena, pero condujo a Mesmer a hipotetizar que la clave no estaba en el imán sino en el magnetismo animal que éste conducía. Mesmer supuso que las personas actuábamos cual imanes, con dos polos y la enfermedad sería el resultado de un desequilibrio. Por tanto, bastaría con exponerse a la influencia magnética para restablecer la homeostasis perdida. Ni corto ni perezoso comienza a experimentar con los pacientes.

Lo que hacía era aplicar imanes, uno en el lado izquierdo superior y otro en el derecho, para que el fluido atravesara en circuito cerrado todo el cuerpo. Además intentó transmitir el fluido magnético a través de otros objetos, por lo cual magnetizó el agua con la cual debían bañarse o beber los enfermos, también magnetizó tazas y platos, vestidos, camas, espejos e incluso algunos instrumentos musicales para que esparcieran por medio de sus notas la virtud curativa.

Por si esto fuera poco, también creó sus famosas "cubas de la salud", un recipiente de madera en el cual dos hileras de botellas llenas de agua magnetizada corrían hacia una barra de acero provista de puntas conductoras movibles. Una de estas puntas el paciente debía aplicársela a la región dolorida. También solía sentar a los pacientes alrededor de esta cuba con las manos agarradas para transmitirse el magnetismo de unos a otros. 

Poco a poco Mesmer se convirtió en un personaje famoso en Viena pues con su método curaba la gota, convulsiones, zumbido de oídos, parálisis, calambres de estómago, desarreglos menstruales, insomnio, dolores hepáticos y debilidad óptica. Sin embargo, poco a poco se fue afianzando la idea de que lo que curaba no eran los imanes sino el poder de la sugestión de forma que este método cayó en el olvido pero dio pie a la aparición de la hipnosis.

5. Vibradores para la histeria. El trastorno de personalidad histriónico no siempre recibió el tratamiento actual. De hecho, a principios de 1800 se recomendaba algo bien diferente. Todo comenzó en Nueva Inglaterra, donde la masturbación aún era considerada una blasfemia pero lo cierto fue que se llegó a indicar como tratamiento.

En aquella época la histeria era un diagnóstico más común que en la actualidad ya que muchas veces se aplicaba indiscriminadamente a todo aquel trastorno que ostentase síntomas de nerviosismo, insomnio, espasmos, problemas respiratorios, irritabilidad y falta de apetito o de deseo sexual. Un buen día, los doctores se dieron cuenta de que la estimulación vaginal provocaba un alivio de estos síntomas y, ni cortos ni perezosos, algunos se dedicaron a dar estos masajes.

Hasta que a finales del siglo XIX aparecieron los primeros vibradores eléctricos. La idea fue de un médico británico llamado Joseph Mortimer Granville y se puede comprender que fue un gran alivio para los doctores de la época. Por supuesto, los primeros vibradores eran muy primitivos pero poco a poco se fueron desarrollando y aparecieron diversos modelos y tamaños. En el 1918 incluso se llegaron a incluir en los catálogos de Sears y se ofertaban como un añadido a la compra de otros equipos electrodomésticos. 
Fuentes:
Steck, A.J. (2010) Milestones in the development of neurology and psychiatry in Europe. Schweizer Archiv fur Neurologie und Psychiatrie; 161(3): 85–89.
Traetta, L. (2007) La forza che guarisce. Franz Anton Mesmer e la storia del magnetismo animale. Italia: Edipuglia.
Jones, K (2000) Insulin coma therapy in schizophrenia. Journal of the Royal Society of Medicine; 93 (3): 147–149.
(2000) ABC ordered to hand over unedited head-drilling tapes. En: RCFP.
Maines, R. P. (1999) The Technology of Orgasm: Hysteria, the Vibrator, and Women's Sexual Satisfaction.Baltimore: The Johns Hopkins UP.
Berrios, G. E. (1997) The Origins of Psychosurgery: Shaw, Burckhardt and Moniz. History of Psychiatry; 8(1):6 1–81.
Lumholtz, C. (1897) Trephining in Mexico. American Anthropologist; 10(12): 389. 
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